En los medios de comunicación no son extrañas las noticias que nos hablan de la presencia de tal o cuál especie invasora, y de los problemas que puede provocar sobre el ecosistema en el que se instala. Uno de los últimos en saltar al escenario mediterráneo es el Callinectes sapidus, más conocido simplemente como cangrejo azul.
«Tanto le da alimentarse de peces, bivalvos, crustáceos o incluso otros miembros de su misma especie.»
Se trata de un crustáceo originario de los estuarios de la costa atlántica de América, desde siendo frecuente desde Nueva Escocia hasta Río de la Plata. Puede alcanzar gran tamaño y peso, hasta unos 23 cm de caparazón y cerca de un kilogramo, y goza de un apetito voraz y poco selectivo, pues tanto le da alimentarse de peces, bivalvos, crustáceos o incluso otros miembros de su misma especie o materia vegetal. Otras características que le otorgan una alta capacidad invasora es su adaptabilidad a diferentes salinidades, los podemos encontrar desde agua dulce hasta el agua hipersalina del Mar Menor, y su alta tasa de reproducción, pues cada hembra tiene la capacidad de engendrar varios millones de huevos al año.
«Este crustáceo es ahora habitual en nuestra costa mediterránea.»
Desde Cataluña hasta el Estrecho de Gibraltar y más allá, pero también en otros países mediterráneos como Italia, Croacia, Grecia y Turquía, en los que también amenaza a las especies nativas por depredación, además de las que puede desplazar por competencia por los recursos.
Más allá de este impacto ecosistémico hay que valorar también el impacto social, pues se amenaza el modo de vida de la comunidad de pescadores de la zona afectada. En determinadas zonas del Delta del Ebro los cultivos de bivalvos ya han sufrido importantes daños, particularmente las dedicadas al cultivo de la almeja japónica, además de los desperfectos que crean los ejemplares grandes cuando se quedan atrapados en una red destinada a la captura de otras especies.
«La explotación comercial de la especie puede servir para controlar la población.»
La situación tiene, o así lo parece a primera vista, un lado positivo. El cangrejo azul es un marisco apreciado en su zona de distribución natural, y ya empieza a aparecer en las pescaderías de nuestra zona costera, por tanto, la explotación comercial de la especie puede servir para controlar la población. Sin embargo, al transformarse de enemigo en recurso económico, puede ocurrir que ciertos individuos se dediquen a lo contrario, es decir, a la diseminación de la especie por nuevos entornos para poder explotarlos comercialmente después consiguiéndose el efecto contrario al deseado. El futuro de la comercialización de la especie está ahora mismo en entredicho, dado que, si llegara a considerarse oficialmente especie invasora, categoría de la que actualmente no goza, su transporte y comercialización vivo estarían prohibidos.
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