El sector pesquero en nuestro país, como en tantos otros, está pasando una situación de crisis generalizada, motivada, entre otros factores, por la contaminación y su repercusión en los ecosistemas, por la sobre-explotación y la sobre-capacidad pesquera, por la fuerte competencia internacional, por el aumento de los costes de explotación y por el descenso de los precios de venta. Todo ello ha provocado un creciente deterioro económico y una exclusión laboral, e incluso social, de todas aquellas comunidades que tradicionalmente han vivido de la pesca.
Esta situación ha sido mucho más apremiante para las mujeres del sector. Se estima que, en España, de las cerca de 38.000 personas empleadas en pesca marítima un 3,3% son mujeres, un porcentaje que sube ostensiblemente en la acuicultura (27%), el marisqueo (95%) y la industria de la transformación (80%). En todo caso, estas cifras, además de ser sólo orientativas, ocultan muchas otras actividades realizadas por mujeres y que contribuyen -cuando no sustentan- al sector pesquero. La reparación de redes, la administración y gestión de las empresas pesqueras, la limpieza de los barcos y el avituallamiento de los marineros, la preparación del pescado para la lonja… son tareas rara vez reconocidas, o ni siquiera conocidas, pero que juegan un papel esencial en la sostenibilidad pesquera.
…en muchos casos, son las protagonistas de iniciativas que contribuyen a la diversificación del sector pesquero, disminuyendo la presión sobre el ecosistema.
Esta invisibilidad se pone de manifiesto plenamente en la falta de datos estadísticos (del sector en general, de la mujer en particular); en la escasez de estudios específicos ante problemas considerados más importantes (contaminación, sobre-explotación, conservación de los recursos pesqueros…); o en la investigación en apariencia ‘neutral’ en cuanto a género, que excluye sistemáticamente a la mujer en sus indagaciones sobre el sector.
Sí bien es cierto que cada vez hay más, y más detallados, estudios sobre la mujer y la pesca en el atlántico español (mariscadoras en Galicia, neskatillas vascas…), apenas sabemos nada de su papel en el mediterráneo. Cuando comenzamos nuestros estudios, una pregunta recurrente que se nos hacía era: “Pero ¿hay mujeres pescadoras?” Sí, sí hay, quizás no muchas, pero las que están ejercen un papel clave no sólo en la cohesión de las comunidades pesqueras, como vertebradoras de las relaciones sociales; también, en muchos casos, son las protagonistas de iniciativas que contribuyen a la diversificación del sector pesquero, disminuyendo la presión sobre el ecosistema.
Pero estamos insertos/as en un modelo que asume criterios de progreso, de desarrollo, un modelo masculino y urbano desde el cual, lógicamente, las mujeres del sector primario tienen todas las de perder. Es un modelo donde lo importante es el individuo frente a la familia o la comunidad; la educación formal frente a la educación basada en la experiencia; la salarización del trabajo frente al trabajo para la reproducción y la subsistencia; el mercado frente al intercambio u otras formas de economía. Un modelo así conformado cae de lleno sobre las mujeres de la mar que difícilmente se integran a ese «individuo ingreso» del que hablaba Polanyi. Progresivamente van perdiendo sus funciones tradicionales sin encontrar otras que las sustituyan. Se hacen mujeres invisibles.
Pese a que son cada vez más completas, las cifras disponibles sobre las mujeres del sector pesquero siguen dibujando una realidad confusa y dispersa. Pero de su trabajo, de su modo de vida, de su problemática específica seguimos sin saber apenas nada; como mucho hemos oído hablar de su apoyo a los cónyuges dedicados a la pesca (esposas colaboradoras). La pescadora ¿nace o se hace? ¿Qué busca en el mundo de la pesca? ¿Cómo ve el futuro del sector pesquero y el suyo propio? ¿Le gusta su trabajo? ¿Tiene las mismas oportunidades y funciones que sus compañeros varones? ¿Es el de la pesca un mundo igualitario en lo económico, lo social, lo profesional…? ¿Cómo construye su identidad la mujer pescadora, se identifica con su profesión y con la comunidad pesquera o se siente marginada e infravalorada? ¿Qué labores específicas realiza y por qué?
Nuestro contacto con estas mujeres nos ha revelado un colectivo plenamente activo y consciente de sí mismo, que tiene mucho que aportar a la construcción de lo que podrían ser nuevas formas de desarrollo pesquero. Pero aún son muchas las cuestiones que valdría la pena conocer.
Texto: Paloma Herrera, investigadora de la UPV – Campus de Gandia // Fotos: Blanca Feliu
Leave a Reply